Lo que prometía ser un tiro certero en la línea de flotación del PP y un motivo de desmovilización, quiebra con electorado, entre los lideres y militantes del PP a nivel nacional se ha vuelto contra sus instigadores.
Nunca en sus cálculos Garzón, Bermejo y Zapatero alcanzaron a intuir que la campaña de desprestigio, calculado gota a gota de sospechosos, detenciones, filtraciones iba a resultar una llamada a la unidad del PP y un efecto de movilización de sus votantes. Garzón, Bermejo y Zapatero han sido a los oídos del militante, votantes como el ¡A mí la Legión¡ del Credo Legionario.
Esa llamada por la cual cualquier legionario acudirá ala llamada del compañero le asista o no la razón se ha plasmado en la masiva afluencia de votos al PP en Galicia y a evitar un descalabro en las elecciones vascas.
Ello ha sido así por que del desarrollo de los acontecimientos, su traslado periodístico y televisivo el español que históricamente se ha decantado por el voto popular ha percibido más que una limpieza de chorizos, que deben ser expulsados allá donde se encuentren, un intento de instrumentalizar a la Policía, la Fiscalia y la Judicatura a favor de las tesis e intereses del PSOE y ante este despliegue de los medios del Estado para dar matarile al mayor partido de la oposición el español de a pie ha utilizado el único arma a sus disposición, el voto.
Nunca una actitud individual ejercida por un colectivo de forma homogénea pero descoordinado ha tenido un efecto mayos. El efecto de devolver al PP al gobierno de Galicia y de situar al PP como pieza clave junto a UPyD en la opción constitucionalista tras 30 años de nacionalismo excluyente.
Dicho todo lo anterior le queda a los compañeros del PP de las vascongadas la difícil tarea de recuperar los miles de votos perdidos en estas elecciones y cuyo número es superior al incremento del PSOE de Paxti López y el escaño de UPyD. De esta resta se concluye que varis miles de votantes del PP en el País vasco se han quedado en la abstención y a nuestro esfuerzo y capacidad de atracción le queda la tarea de volverlo a sumar a la opción popular que en su día representaron Mayor Oreja, Carlos Iturgaiz y Maria San Gil.
En otro orden de cosas y sobre el gobierno de la comunidad autónoma vasca tengo pocas esperanzas. Es más coincido con Ramón Pi en el programa de ayer en Íntereconomía. En mi opinión el PSOE elegirá por este orden apoyar a un gobierno con el PNV, en segundo lugar y en su defecto gobernar en solitario con apoyos puntuales y externos del PP en un caso y del PNV en la mayoría y solo en último caso elegirá gobernar con el PP y UPyD. En todo caso poca esperanza de enderezar una situación que sin embargo se nos ofrece como histórica, pero también es histórico y reiterado que el PSOE deje pasar estas oportunidades por un interés a corto plazo muy distinto del general de los españoles.
Nunca en sus cálculos Garzón, Bermejo y Zapatero alcanzaron a intuir que la campaña de desprestigio, calculado gota a gota de sospechosos, detenciones, filtraciones iba a resultar una llamada a la unidad del PP y un efecto de movilización de sus votantes. Garzón, Bermejo y Zapatero han sido a los oídos del militante, votantes como el ¡A mí la Legión¡ del Credo Legionario.
Esa llamada por la cual cualquier legionario acudirá ala llamada del compañero le asista o no la razón se ha plasmado en la masiva afluencia de votos al PP en Galicia y a evitar un descalabro en las elecciones vascas.
Ello ha sido así por que del desarrollo de los acontecimientos, su traslado periodístico y televisivo el español que históricamente se ha decantado por el voto popular ha percibido más que una limpieza de chorizos, que deben ser expulsados allá donde se encuentren, un intento de instrumentalizar a la Policía, la Fiscalia y la Judicatura a favor de las tesis e intereses del PSOE y ante este despliegue de los medios del Estado para dar matarile al mayor partido de la oposición el español de a pie ha utilizado el único arma a sus disposición, el voto.
Nunca una actitud individual ejercida por un colectivo de forma homogénea pero descoordinado ha tenido un efecto mayos. El efecto de devolver al PP al gobierno de Galicia y de situar al PP como pieza clave junto a UPyD en la opción constitucionalista tras 30 años de nacionalismo excluyente.
Dicho todo lo anterior le queda a los compañeros del PP de las vascongadas la difícil tarea de recuperar los miles de votos perdidos en estas elecciones y cuyo número es superior al incremento del PSOE de Paxti López y el escaño de UPyD. De esta resta se concluye que varis miles de votantes del PP en el País vasco se han quedado en la abstención y a nuestro esfuerzo y capacidad de atracción le queda la tarea de volverlo a sumar a la opción popular que en su día representaron Mayor Oreja, Carlos Iturgaiz y Maria San Gil.
En otro orden de cosas y sobre el gobierno de la comunidad autónoma vasca tengo pocas esperanzas. Es más coincido con Ramón Pi en el programa de ayer en Íntereconomía. En mi opinión el PSOE elegirá por este orden apoyar a un gobierno con el PNV, en segundo lugar y en su defecto gobernar en solitario con apoyos puntuales y externos del PP en un caso y del PNV en la mayoría y solo en último caso elegirá gobernar con el PP y UPyD. En todo caso poca esperanza de enderezar una situación que sin embargo se nos ofrece como histórica, pero también es histórico y reiterado que el PSOE deje pasar estas oportunidades por un interés a corto plazo muy distinto del general de los españoles.
No hay comentarios:
Publicar un comentario