jueves, 26 de marzo de 2009

El liderazgo, algo a lo que muchos aspiran pero muy pocos llegan. Modos de alcanzarlo o intentarlo.

En estos tiempos que corren, con sobresaltos diarios, peores augurios falta quien se aupe sobre el resto y señale a los demás un destino común, el equipaje necesario para ello y el vehiculo al que subirnos todos en la confianza de que nos llevara a nuestro destino.
Ese tipo de personas están dotados de esa capacidad que por la mayoría se ha denominado liderazgo.
Esta condición puede concurrir, pero no necesariamente ocurre así, en aquellas personas que ostentan puestos de responsabilidad y ello por que una vez más se hace cierto “que el habito no hace al monje”.
En España y en ámbito político seguimos un modelo por el cual los máximos representantes son elegidos de entre un reducido número de dirigentes, “barones” en un remedo de la monarquía visigótica y por ello con muchas de las debilidades que esta arrastraba.
Es cierto que el elegido puede superar esa primera limitación o handicap que supone haber sido elegido entre sus “pares” y “deber” su puesto a estos que igual que te ponen te quitan, o lo intentan…
Un ejemplo de ello lo fue José Maria Aznar, que teniendo dicho origen se elevo sobre ello y consiguió, ejerció un efectivo liderazgo sobre los dirigentes del PP, sus militantes y la sociedad española. Consecuencia de ello es el rechazo visceral que entre ciertos sectores de la progresia sigue teniendo, que incluso “fomentan”, aún estando fuera de la política activa, y es lógico pues solo los que carecen de personalidad inspiran indeferencia.
Este modelo “aristocrático” que es propio del PSOE, PP y del resto de formaciones políticas trae como consecuencia que una vez elegido el líder nacional las demás elecciones, regionales, provinciales y locales no son más que un proceso en cascada donde le “líder” y su equipo tratan de repetir el esquema argumental y personal de la opción vencedora.
No es otra la razón que hace que los Congresos empiecen con el Nacional y se vaya trasladando en cascada al ámbito regional, provincial y local.
Con ello se aseguran el seguidísimo, la lealtad del que se siente designado más que elegido y el asentamiento del liderazgo siquiera sea por que se carece de contestación interna. Esto ha sido así hasta ahora y tiene pocos visos de cambiar pero no asegura el liderazgo ni dentro de la organización ni, lo que es más importante, en la sociedad a la que se dirige y reclama deposite su confianza y su voto.
Hasta aquí lo que es , que ni es bueno ni malo, y de ello puede surgir o no un liderazgo. Eso depende de cada uno sus capacidades y los tiempos que le toque vivir.
Presidentes de partido fueron Antonio Hernández mancha, Joaquín Almunia, Llamazares y nadie les atribuye ese carácter al contrario que ocurre con Felipe González, José María Aznar, Pujol.. para lo bueno y lo malo.
Zapatero pudo serlo, estuvimos a punto de auparlo a esta condición , pero le ha faltado la asunción de la realidad, el plantear a los ciudadanos desafíos necesarios antes de que los hechos nos asomaran al precipicio. Su afición al regateo, al día a día, su menos precio al ciudadano ala que considera antes súbdito y menor de edad que titular de derechos y deberes, lo ha tornado en lo que siempre fue, un oportunista al que las circunstancias llevaron a un puesto de responsabilidad que le supera.
No obstante hay otras formas de llegar al liderazgo, escuela de capacidades y criba de quienes no reúnen tales cualidades que nos evitarían dejar en manos de incompetentes el hacer experimentos y más cuando estamos hablando de España.
Pero eso será objeto de un comentario posterior. Mientras tanto aquí quedo, en nombre propio, abierto a sus comentarios sobre el mayor o menor acierto de las opiniones vertidas.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Estimado Joaquín,

Completamente de acuerdo con tu valoración. El problema reside en que existen bastantes personas que se creen líderes simplemente por ocupar un cargo. Un buen caso en ese sentido podrían ser Mariano Rajoy o Javier Arenas. Es decir, personas elegidas a dedo y mantenidas por decreto-ley a base de impedir el paso a otros candidatos.

Esta clase de liderazgo no es tal. El lider sólo lo es de forma natural. Es la persona que inspira, la persona que da confianza y ordena de forma espontánea a los grupos humanos. Un líder no tiene que amenazar, ni complicar, ni conspirar... Más bien al contrario.

Mientras en el PP sigamos impulsando a personas que no arrastran de forma natural y las sigamos denominando "líderes", por mal camino iremos...

Y sí, completamente de acuerdo en tu valoración sobre José María Aznar. El único problema fue que al tener que decidir entre un líder natural y uno que no lo era, eligió al segundo. Y ahora estamos pagando las consecuencias...